miércoles, 5 de octubre de 2016

En voz alta El por qué del ¡No!

En voz alta

 

El por qué del ¡No!


Teotihuacán en Línea. Por: Gerardo Viloria. Después de cuatro años de negociación, la aprobación del acuerdo de paz firmado por el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el pueblo colombiano –en referéndum, el domingo pasado- votó por la no validez a ese convenio.
Aunque el Gobierno no tenía la obligación de someter a votación el mencionado acuerdo, pues legalmente podía firmarlos e implementarlos, decidió realizar la consulta para darles legitimación política ante un sociedad dividida entre diferentes conceptos de paz y la guerra.
Tras conocerse los resultados, el presidente JUAN MANUEL SANTOS, aceptó la negativa al acuerdo de paz y convocó a una reunión entre las partes, en función a determinar cuál será el curso del tratado.


Aunque el presidente SANTOS informó que se mantiene el cese al fuego bilateral y definitivo entre el Gobierno y las FARC, el resultado abre un periodo de incertidumbre, ya que ninguna de las partes había previsto qué pasaría si el pueblo daba la espalda a lo pactado; en las 297 páginas que componen el acuerdo de paz, no hay ni una sola mención al respecto.
Ahora bien, cabe señalar que uno de los aspectos más controvertibles de este Acuerdo es que las FARC dejarían de ser grupo armado para tornarse en partido político.
Otro de ellos, son los escaños que se les concederían a las FARC en ambas cámaras legislativas sin que sus representantes tengan que pasar por las urnas.
Uno más, era el inherente a los mandos medios, los cuales exigían se legalicen las tierras que han acumulado, se mantenga su poder territorial en las regiones donde han ejercido influencia y se otorgue vía libre para que participen en política local.


Los impulsores del 'no', liderados por el expresidente ALVARO URIBE y su partido, el Centro Democrático, piden ahora revisar los textos de La Habana.
Para ellos, el que los jefes de las FARC puedan participar en política, este "pluralismo político lo perciben como premio al delito".
De igual manera, solicitan cárcel y no restricción de la libertad para los cabecillas, ya que ello, sería garantía de impunidad.
Por otra parte, piden que las FARC aporten "grandes sumas de dinero" para avanzar en la reparación de daño a las víctimas y que el acuerdo firmado por el presidente JUAN MANUEL SANTOS con las FARC no "sustituya" la Constitución de 1991; es decir, "respeto a la Constitución, no sustitución", señala URIBE.
Con independencia a lo anterior, es necesario señalar que el gobierno colombiano no debe menospreciar el cuantioso poder económico que durante más de 50 años acumularon las FARC, el cual sería ventajoso –sobre cualquier otro contrincante- en la ascensión hacia el poder político.
Finalmente, el negocio del narcotráfico se beneficiaría ampliamente, al tener a sus aliados –las FARC- en el poder político

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