martes, 4 de julio de 2017

En voz alta  Procurador, desafortunadas declaraciones

En voz alta Procurador, desafortunadas declaraciones


Teotihuacán en Línea. Por: Gerardo Viloria. Sin duda alguna, el problema de la inseguridad pública en nuestro país es el de mayor impacto y relevancia.
Incluso, esta cara cruda de México se ha proyectado más allá de nuestras fronteras y marcado huella en el exterior.
El crimen organizado al sentirse amenazado por su posible exterminio ha ampliado su radio de acción con una descarnada lucha de poder entre los carteles, y se ha lanzado a la ofensiva contra el Estado y la sociedad.
Su notabilidad se manifiesta diariamente en una creciente violencia, incluida las desapariciones forzadas.
Como causa de múltiples contradicciones las fuerzas del orden no logran reducir los índices de los delitos, razón por la cual la población se siente cada vez más desprotegida, pierde la confianza en la justicia, los gobernantes y la policía.
Si bien es cierto que la inseguridad se vive con distinta intensidad según la entidad donde se habite y el grupo social al que se pertenezca, tan bien es verdad que las instituciones encargadas de la seguridad pública han sido rebasadas, por lo que se ha tenido que recurrir a las fuerzas militares.
El escritor JUAN VILLORIO, en una entrevista para BBC Mundo, señala: "México, se ha convertido en una gigantesca necrópolis".
"El Estado ha perdido total soberanía, la desigualdad social ha aumentado, el consumo de drogas no ha bajado y esto solo ha contribuido a acentuar el baño de sangre.  Entonces ha sido un fracaso total porque se ha entendido que para combatir el problema del narcotráfico la única solución es militar”.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la población se siente insegura en cajeros automáticos, transporte público, banco, calles que transitan, mercados, carreteras, parques o centros recreativos, automóvil y centros comerciales.
Esa misma institución gubernamental señala que la percepción de inseguridad continuará en el mismo sentido entre la población mayor de edad ya que en marzo de este año subió 2.2 puntos porcentuales respecto al mismo periodo anterior, debido no tan solo a que la violencia crece, sino también porque la corrupción aumenta.
Ahora bien, ante el resultado negativo de la ofensiva gubernamental, la gravedad de los enfrentamientos, ejecuciones, secuestros, torturas y desapariciones, un estudio presentado a principios de abril en la Ciudad de México, arrojo que la inseguridad es la principal zozobra de las empresas, por encima de los impuestos y la corrupción.
En este sentido, la violencia tiene un alto costo para la economía.
Para el caso de nuestro país de acuerdo con el con el más reciente Índice de Paz México (IPM 2017), éste equivale a 3.07 billones de pesos, es decir, 25,130 pesos por persona al año.
Bajo esta circunstancia, la crisis de seguridad ya golpea la gobernabilidad, estabilidad social y política.
No obstante lo anterior, el pasado 20 de junio, durante su participación en la “Asamblea General Debate de Alto Nivel sobre la Delincuencia Organizada Trasnacional”, que coordinó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el procurador de la República, RAÚL CERVANTES ANDRADE, consideró que la delincuencia organizada pasó de ser un problema de seguridad nacional a un tema de seguridad pública.

Enfatizó: “México después de haber enfrentado problemas con delincuencia organizada muy potente, de ser un problema de seguridad nacional hoy se ha trasladado a un tema de seguridad pública.
Desafortunadas las declaraciones del procurador CERVANTES, veamos por qué.
Ante todo, las manifestaciones violentas de la delincuencia organizada ni han disminuido ni han dejado de ser menos cruentas.
Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), señalan que el pasado mes de mayo ha sido el más violento en la historia reciente del país al registrar el mayor número de delitos de alto impacto.
Al disputarle espacios de poder al Estado y el ejercicio de la fuerza, erige un dominio basado en el asesinato, terror, y el control territorial.
Por la forma de actuar de los grupos del crimen organizado en México, claramente notamos que están evolucionando hacia el terrorismo.
Por tanto, así como el crimen común constituye el principal amago para la población, el narcotráfico es el principal reto para el Estado.
Por su extensión en el tráfico de personas, armas y robo de combustibles e incremento en la producción, distribución y comercio de drogas, al desafiar y erosionar al Estado; sin duda alguna, pasó de ser un riesgo a peligro, por lo que rebasó el tema de seguridad pública para convertirse en fuerte amenaza para la seguridad nacional.
Todo ello, porque hay demasiados intereses en juego.
El ejercicio crítico, así como la realidad, advierten que Estados Unidos no sólo es responsable del problema del narcotráfico al ser el mayor consumidor de sustancias prohibidas en el mundo y de vender armas a los narcos mexicanos, sino que ese país -o algunas facciones dentro de su gobierno- fomenta la guerra con el narcotráfico, como negocio y como estrategia desestabilizadora.
Un patrón de conducta histórico liga a Estados Unidos y a sus agencias de inteligencia con el narcotráfico y con la utilización -y elevación- de conflictos internos para legitimar una intervención política en territorio extranjero.

Qué grave y delicado que el procurador general de la República, RAÚL CERVANTES ANDRADE, responsable del combate al narcotráfico, desconozca, no admita o razone de esta manera, por lo que tampoco convoca e intenta ganar el apoyo de la opinión pública en el frente comunicacional

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desafortunadamente hay mucho desempleo y lo mas fácil para el mexicano es vender droga involucrándose al crimen organizado

Anónimo dijo...

La culpa la tiene el presidente de la república por no hacerles frente a los narcos como lo hizo Calderón, por eso Donal Trump quiere el muro fronterizo.