INAH presenta exposición de Agustinos en Acolman
Teotihuacán en Línea. Acolman. El complejo proceso de
evangelización durante el siglo XVI en
la franja central del Valle de México, es retratado en la exposición “La cruz y
la piedra: primeros pasos de los agustinos en Nueva España”, que se presenta en
Ex Convento de Acolman.
Al inaugurar la muestra que reúne una treintena de piezas,
entre pinturas, esculturas, grabados y fotografías, el titular del Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto, destacó la
importancia de acercar estos centros de cultura a las comunidades, ya que el
recinto enfatiza la obra constructiva que impulsaron los agustinos, misma que
hoy toca reconocer y conservar.
“Con esta exposición itinerante, el Ex Convento de Acolman
entrará en una nueva etapa de desarrollo, como el gran centro cultural que ha
sido desde el siglo XVI”, expresó, al tiempo que añadió que con el trabajo y
materiales aportados por los indígenas, hacia 1570 ya existían doscientos
setenta y tres conjuntos conventuales, de los cuales ochenta y cinco eran
agustinos y Acolman se distinguía por ser uno de los más importantes.
En su oportunidad, Ricardo Jaramillo, director del Centro
INAH Estado de México, explicó que los frailes agustinos llegaron a la Nueva
España en 1533, y fue la tercera orden religiosa que arribó a tierras
americanas para evangelizar a los naturales, después de los franciscanos y los
dominicos.
Esta orden estaba integrada por intelectuales formados en la
Universidad de Salamanca, en España, como fray Alonso de la Veracruz, quien
fundó en 1541 el Convento de San Juan Bautista, Michoacán, donde estableció la
primera biblioteca de América. Puntualizó que la colección aporta una visión
panorámica sobre la evangelización en la región central de la Nueva España,
entre 1533 y 1630, años difíciles para la población originaria, severamente
mermada por la guerra, las epidemias y la explotación.
La exposición está organizada en seis apartados y en el
módulo “La fragua” se abordan las condiciones que se dieron en el Viejo Mundo
para el traslado de los españoles a América; a su vez, La Espada narra las
condiciones generadas por la conquista militar, las epidemias, los tributos y
la violencia que se ejerció sobre la población originaria. La sección dedicada
a “La cruz” hace referencia a la llegada de las tres primeras órdenes
religiosas, mientras que en “El lenguaje de las piedras” se enfatiza en los elementos arquitectónicos que
caracterizaron a los conventos como recursos didácticos para la expansión de la
nueva fe.
Los dos apartados siguientes, “Una flecha en el corazón” y
“San Agustín en Acolman”, describen algunas particularidades de la orden
religiosa y su obra en la demarcación. La exposición cierra con un epílogo que
documenta la trascendencia de la participación institucional, así como la de
las comunidades en la investigación y la conservación del patrimonio. Entre las
piezas exhibidas destaca un Cristo de pasta de caña, que mezcla un símbolo
católico elaborado con una técnica purépecha; esculturas de san Agustín, santa
Mónica y san Nicolás Tolentino. Un óleo con los fundadores de las órdenes
religiosas, así como reproducciones del Códice de San Juan Teotihuacan, creado
en el siglo XVI, y otros documentos que ilustran la resistencia de los
indígenas. También se muestran las primeras herramientas para evangelizar, como
el facsimilar del catecismo de fray Pedro de Gante, un rosario con cuentas de
cristal del siglo XIX, un libro de bautismo que señala la pertenencia a castas.
Un altar de viaje que empleaban los frailes que se desplazaban de capilla en
capilla a pie y a grandes distancias, así como dos tablas del siglo XVII de la
sillería del coro del antiguo Templo de San Agustín, ubicado en el Centro
Histórico de la Ciudad de México, entre otras más. Los objetos que integran la
exposición pertenecen a los museos nacionales del Virreinato, de las Culturas y
de Historia, de los regionales Cuauhnáhuac, Palacio de Cortés, y de Querétaro;
y del propio Ex Convento de Acolman
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