Teotihuacán la misteriosa ciudad sagrada
Teotihuacán en Línea. Teotihuacán. A sólo cincuenta
kilómetros al Noreste de la capital de México se encuentran las pirámides de
Teotihuacan, que son, junto a Machu Picchu en Perú, los restos precolombinos
más visitados de América Latina.
Pero, a pesar de su grandeza, nadie sabe quién la construyó
ni cómo desaparecieron sus habitantes.
Estos imponentes yacimientos forman parte de la que fue la
urbe más grande y poblada del Nuevo Mundo en los primeros siglos de nuestra
era, y la sexta mayor del planeta; por delante de Roma, con doscientos
cincuenta mil habitantes. Sin embargo, los misterios en torno a Teotihuacán
siguen intactos: su nombre original, la etnia de sus pobladores, el idioma que
hablaban y su súbita extinción.
Nadie sabe quién construyó esta ciudad sagrada que vivió su
máximo esplendor entre los siglos II al VI. Se sabe que comenzó siendo una
pequeña aldea cien años antes de Cristo y que en los dos siglos siguientes sus
desconocidos pobladores construyeron un poderoso centro de poder religioso y
comercial desde el que dominaban Meso América. A partir del 600, también por
razones desconocidas, devino su decadencia.
Pruebas de incendios selectivos de estructuras públicas y
otras destrucciones confirman la teoría de los arqueólogos que en el año 750 la
civilización de Teotihuacan había dejado de existir.
Las ruinas se esparcen alrededor de doce kilómetros
cuadrados y a ambos lados de una avenida principal de cuatro kilómetros de
largo conocida como la Calzada de la Muerte. Durante su apogeo, cuatro mil
viviendas de una planta, construidas en piedra y adobe, y ocupadas por
artesanos, guerreros y comerciantes, rodeaban la Calzada. Luego, todos
desaparecieron.
Algunos apuntan que por falta de agua y por la deforestación.
Sin embargo, las estructuras sobrevivieron a la era de los sabios Toltecas
hasta ser descubiertas por los Aztecas cuando llegaron al Valle de México, que
se las apropiaron. Impresionados por su grandeza, los mexicas o aztecas
bautizaron la metrópoli con el nombre de Teotihuacan, que significa “el lugar
de los Dioses”. Según la mitología azteca, los dioses eligieron este lugar para
crear el universo.
Es difícil dilucidar cómo en aquella remota época, una
sociedad que desconocía la escritura fue capaz de levantar semejantes
construcciones monumentales, como la pirámide del Sol (100-250 d.C), ejemplo de
profundos conocimientos arquitectónicos, matemáticos y astronómicos.
De hecho, sus planos y ángulos se trazaron en relación
exacta a los movimientos del Sol y la constelación de las Pléyades, y sus 242
escalones están orientados al oeste, en la creencia de que el Sol, al
anochecer, se transformaba en un jaguar para poder pasar por la oscuridad de la
muerte.
Incógnitas
Una de las mayores frustraciones de los arqueólogos ha sido
la ausencia de testimonios escritos durante las investigaciones que, desde
1917, se realizan en el lugar. Se han encontrado un centenar de símbolos que
podrían tener algún significado, pero los analistas nunca se han atrevido a
atribuirles un valor fonético.
Tras numerosas excavaciones, se sabe que los habitantes de
las pirámides contaban con una poderosa estructura militar muy jerarquizada.
Sin embargo, para desesperación de los investigadores, no parece que hubiera
líderes o gobernantes, ya que todos los esqueletos encontrados tenían las manos
atadas en la espalda, por lo que se deduce que se trataba de prisioneros,
sirvientes o soldados en vez de reyes o mandatarios. La abundancia de huesos de
grandes felinos, caninos y pájaros predadores son importantes símbolos
militares e indicativos de una sociedad reglamentada y jerárquica. Y aunque los
jaguares han sido asociados con las monarquías mesoamericanas durante dos
milenios, no hay restos de ningún posible rey enterrado, ni en las dos
pirámides (Sol y Luna), ni en los dos Palacios (el de los Jaguares y el de la
Mariposa Emplumada) ni en los dos Templos sagrados (el de la Concha Emplumada y
el de la Serpiente Emplumada y el del dios de la Lluvia).
La incógnita es: ¿Había un poder centralizado en una sola
persona o rey, o existía un poder colectivo? Según el historiador George
Cowgill, aunque no se puede hablar de democracia, lo más probable es que “una
elite oligárquica ejerciera el gobierno”. El desarrollo y la prosperidad de Teotihuacan
tuvo que ver con los desplazamientos de su población por casi toda Meso
América, con su producción agrícola planificada, el establecimiento de un
sistema comercial y la explotación de los recursos naturales, en especial las
ricas minas de obsidiana de la región.
Gracias a la obsidiana, elaboraban objetos cuyo excedente
permitió un floreciente comercio con otras poblaciones. Durante siglos funcionó
como una gran capital perfectamente organizada hasta que sobrevino su colapso
repentino y misterioso. Teotihuacan fue una ciudad humana y divina, un prodigio
de piedra que surgió de forma inexplicable en medio de un valle yermo con
apenas unos cuantos pozos de agua. Plazas, mercados, adoratorios, muros
estucados de imágenes primigenias de la naturaleza y figuras de un mundo
espiritual nos hablan de una activa ciudad regida por profundas convicciones
religiosas y normas de vida en torno a los ciclos de la naturaleza -la siembra,
la cosecha, la lluvia- que influyeron en la construcción de la ciudad
1 comentario:
👍 súper la historia teo ti huacana
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