El japonés que curó a Madero: Kingo Nonaka
Teotihuacán en Línea. Especial. Kingo Nonaka, nacido en la
isla de Kyushu, llegó a México a los 16 años de edad; era 1906, época en que la
nación comenzaba a reconstruirse.
Luego de la Guerra de Independencia (1810-1821) en la que
México se proclamó una nación soberana tras la conquista española, el gobierno
mexicano y el japonés firmaron un acuerdo para exportar trabajadores del campo
ante la ausencia de mano de obra en el país.
En esa primera oleada de migrantes japoneses llegó Kingo
Nonaka junto con sus tíos y otros familiares. Trabajarían el cultivo del café
en Salina Cruz, Oaxaca, pero las cosas no salieron bien. La ‘exportación’ de
mano de obra japonesa no fue organizada y en un momento había más de ocho mil
nipones en aquel pueblito; el trabajo no era suficiente para todos.
Un grupo de japoneses, entre los que se encontraba Nonaka,
decidió probar suerte en Estados Unidos y comenzaron a caminar hacia el país
del norte con las vías del tren como referencia. Durante tres meses caminaron y
varios murieron por la dura travesía.
Nonaka llegó a Ciudad Juárez en donde se asentaría unos
meses para conseguir dinero y continuar su trayecto hacia Estados Unidos, sin
embargo, su nulo español complicó el objetivo de conseguir un trabajo.
“Necesitaba comer pero, ¿cómo le hacía?, no sabía el idioma.
Se quedaba a dormir en la banca de un parque. Ese parque estaba frente a una
iglesia y una señora todos los días pasaba y lo veía. Un día esa señora lo
adoptó, lo aceptó en su familia”, relata Genaro Nonaka, su hijo, en una
entrevista para la televisión local de Baja California.
La mujer que lo adoptó era jefa de enfermeras en el Hospital
Civil y Militar de Ciudad Juárez, Chihuahua, e invitó a Kingo a trabajar en
aquel lugar, primero como barrendero, pero después, ante la necesidad de ‘manos
extras’ para atender a los heridos de la lucha armada (Revolución Méxicana),
Nonaka pasó a ser ayudante de enfermero y luego, por su gran capacidad
autodidacta, alcanzó el grado de enfermero de primera, una especie de auxiliar
de cirujano.
“Mi papá siempre tuvo la necesidad de superarse pero lo
hacía de la forma más difícil: solo viendo a los que sabían hacer las cosas,
sin instrucción de otros”, resalta su hijo Genaro quien encontró el diario de
su padre y publicó con su contenido el libro “Kingo Nonaka: andanzas
revolucionarias” (2014).
Es así como este japonés forma parte de las historias de la
Revolución Mexicana.
Ya consolidado como enfermero y con la Revolución en sus
inicios más sangrientos, Kingo estaba de visita en Casas Grandes, un poblado a
pocos kilómetros de Ciudad Juárez. En ese lugar se libraría una de las luchas
fundamentales de este momento histórico del país.
El famoso revolucionario mexicano Francisco I. Madero, fue
herido de bala en la mano derecha, y Nonaka, de visita en aquel poblado, fue
requerido para ayudarlo, un momento histórico que integró a Japón en una de las
luchas más importante de México.
En uno de sus diarios quedó documentada la breve
conversación que tuvo con Francisco I. Madero mientras lo atendía en aquella
Batalla de Casas Grandes que dejaría más de 50 muertos.
—¿Por qué ustedes se están matando, mexicanos con mexicanos?
—, cuestionó Kingo.
—(…) Para Porfirio Díaz, el dictador, los mexicanos no
tenemos garantías, ni justicia ni igualdad, somos esclavos de los ricos
extranjeros y entre nosotros los mexicanos tenemos gente muy competente para
desempeñar cualquier trabajo por delicado que sea, pero para el presidente Díaz
los mexicanos no existimos. Por eso estamos matando a los partidarios y a la
gente de Porfirio Díaz. ¿Me entendió, mi doctor Nonaka?
—Sí, señor.
A partir de ese momento Madero invitó a Kingo a sumarse al
levantamiento como enfermero especialista en atender heridos de bala y en la
historia quedó inscrita su participación en 14 acciones bélicas durante el
movimiento armado: dos con el ejército de Francisco I. Madero y 12 más al lado
del legendario Pancho Villa en donde alcanzó el rango de Capitán en el Batallón
de Sanidad de la División del Norte.
En 1969 recibiría por parte del gobierno mexicano una
condecoración al mérito revolucionario
1 comentario:
Woooo! y seguimos en lo mismo nada cambia
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