sábado, 26 de julio de 2014

INAH redescubre murales del siglo XVIII ocultos por más de 50 años

INAH redescubre murales del siglo XVIII ocultos por más de 50 años

 

En el Museo Nacional del Virreinato


Teotihuacan en línea. INAH.  Cuatro pinturas murales del siglo XVIII, ocultas durante 50 años en el claustro alto de los Naranjos del Museo Nacional de Virreinato (MNV), recibieron un tratamiento de estabilización por parte de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por lo que ya pueden ser admiradas por los visitantes del recinto.
Las tres representaciones de la Virgen María con el Niño y una de La Dolorosa pintadas al óleo, estaban bajo capas de papel, pintura y tela que recubrían los aposentos de los novicios, en el Ex Colegio Jesuita de Tepotzotlán, en el Estado de México, hoy sede del museo, que este año llega a su 50 aniversario.
Xochipilli Rossell, restauradora del MNV, informó que los murales (cuyas medidas son de 80 cm por 90 cm); habían sido localizados en la década de los años 60 del siglo pasado por otro equipo de restauradores, quienes los velaron (cubrieron) para protegerlos y evitar daños durante el montaje de la exposición El Galeón de Manila.
Las obras, dijo, comenzaron a aparecer en junio de 2012, con el inicio de los trabajos de remodelación de esa área, aunque precisó: más que un hallazgo fue un redescubrimiento, porque los murales fueron registrados por el equipo que intervino el edificio en 1964 para su adaptación como museo.
"La primera pintura que se encontró fue la de La Virgen María con el Niño de la Sala 4, donde actualmente se exhiben las colecciones de taraceas y enconchados. Su estado de conservación es estable, la capa pictórica cuenta con buena adherencia, aunque con algunos faltantes y manchas", puntualizó.
La especialista abundó que, una vez desveladas las pinturas, se realizó una propuesta de intervención para estabilizarlas, la cual estuvo a cargo de la restauradora Mariana Lemus, de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), y de Gonzalo J. Fructuoso, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC).
Xochipilli Rossell detalló que la estabilización de las obras consistió en el desvelado de cada una de las obras, fijado de escamas, ribete, resane de faltantes de aplanado y limpieza físico-química del material aplicado para el velado.
Rossell puntualizó que La Dolorosa fue la única obra que requirió intervención mayor por parte de los especialistas de la CNCPC, a la cual le reintegraron el color, pues la idea es que el público pueda hacer una lectura completa de la imagen, "que perciba el trabajo de restauración y lo compare con las otras tres pinturas, que sólo fueron estabilizadas para su exhibición"

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