Explican ofrendas de etnias
indígenas del Estado de México
Teotihuacán en Línea. Toluca. Hablar de la celebración del
Día de Muertos en el Estado de México, nos remite a las tradiciones que, en
torno a ello, preservan las cinco etnias originarias, y que ocupan parte del
territorio mexiquense.
En este contexto Natalia Melo, antropóloga social compartió
su experiencia durante muchos años trabajando de cerca con las comunidades
mazahua, matlazinca, tlahuica, nahua y otomí.
“Esta celebración se da desde la época prehispánica, era un
elemento básico, cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus
familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al
Mictlán y se le acompañaba de comida que le agradaba en vida, por la creencia
de que pudiera llegar a sentir hambre”, refirió.
Para Natalia Melo se hace necesario destacar que en la
visión indígena, el Día de Muertos implica el retorno transitorio de las ánimas
de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir
con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece
en las ofrendas que son colocadas en su honor.
“Después de la Conquista, esta festividad se transformó
debido a que los frailes les prohibieron a los indígenas replicar sus rituales
conforme al calendario litúrgico, quedando el 1 y 2 de noviembre como el Día de
Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos”, agregó.
Esta celebración recientemente fue considerada por la UNESCO
como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pues se caracteriza por
ser integradora, representativa y comunitaria, que puede cumplir una función
social y reafirma la importancia que tiene el individuo en la sociedad.
“En los altares que se colocan se ven plasmados elementos
que forman parte de la cosmovisión indígena, agua, aire, tierra y fuego, que se
ven representados en el agua, la sal, la flor de cempasúchil y la cera”, dijo.
Los otomíes se ubican en 21 municipios, tales como
Jiquipilco, Toluca, Timilpan, Lerma, Zinacantepec, Xonacatlán, Chapa de Mota,
Ocoyoacac y Aculco, entre otros, y como platicó Melo, para ellos “la ofrenda
originalmente se colocaba en un petate en el piso, ahora el petate se coloca en
las mesas principales, con la fruta de temporada, veladoras, mole, arroz, tamales
y bebidas que disfrutaba el difunto. Ésta se caracteriza por representar la
tumba con el pan, y se incorpora la flor de cempasúchil y nube”.
La comunidad mazahua se encuentra en 13 municipios como
Donato Guerra, El Oro, San Felipe del Progreso, Temascalcingo, San José del
Rincón, Jocotitlán, Villa de Allende y Villa Victoria. “Ellos representan
básicamente el hogar y el uso de los recursos naturales de la zona, el
jaltomate se coloca para los niños y, en algunas ofrendas todavía colocan leche
materna para los bebés fallecidos, además de bebidas como el sende y el pulque,
así como mole de guajolote para los adultos. La ofrenda matlazinca tiene varias
particularidades, se purifica el espacio antes de colocarla y para ello piden
permiso a los cuatro elementos. Está representada por un arco hecho con palma
que significa los rayos solares y es como la bienvenida y la entrada de las
almas al inframundo.
Se acompaña de collares de cempasúchil y también se hace pan
con forma de animales llamados mixtu, tamales blancos y de ceniza, importantes
son los cirios que representan a los ausentes y las pencas de maguey. Esta
cultura matlazinca se asienta principalmente en San Francisco Oxtotilpan, en el
municipio de Temascaltepec”, compartió.
“También la lengua es una parte fundamental, antes de
colocar la ofrenda se pide permiso a los ancestros en lengua tlahuica y un
elemento que no se ve en las otras ofrendas es la flor de alcatraz que es vital
para esta comunidad”.
Para los nahuas, quienes están ubicados en 11 municipios, entre
ellos, Texcoco, Temascaltepec, Capulhuac y Tenango del Valle, “resulta esencial
representar la milpa y se colocan arcos utilizando el maíz como si fuera la
entrada de nuestros seres queridos al inframundo, también va acompañada de los
alimentos y bebidas que le gustaban al difunto”, finalizó Natalia Melo