lunes, 30 de junio de 2014

Graniceros: Los señores del rayo

Graniceros: los señores del rayo


Teotihuacan en línea. Pablo Vargas. El transcurrir del tiempo y el conocimiento de los fenómenos naturales son algunas de las preocupaciones más antiguas de la humanidad, así como los efectos devastadores producidos por el desequilibrio de las fuerzas de la naturaleza, a pesar de los grandes avances científicos y tecnológicos con que cuentan ahora los sistemas meteorológicos.
Es de suma importancia para algunos hombres y mujeres (autodenominados trabajadores temporaleños o “graniceros”) ofrecer un día al año la transparencia del alma que se entrega vestida de flores y esperanza para ese día y en algún rincón del planeta, como la cueva de las Cruces, donde se da cita un conjunto de personas en los que la fuerza del rayo les ha impuesto su misión, la cual asumen en armonía con los fenómenos atmosféricos que son decisivos en el ciclo agrícola de los pueblos del Altiplano central de México.
La ceremonia del 3 de mayo es la clara evidencia de la conexión que existe entre el hombre y la naturaleza. Los graniceros son gente que ha dedicado su vida a trabajar la tierra, y es ahí, en su desempeño, donde los ha tocado un rayo y han sobrevivido a las terribles descargas de aproximadamente 30 000 voltios.
Cuando esto sucede se realiza una ceremonia, llamada de coronación, en alguno de los adoratorios al que concurren hermanos que han sobrevivido a alguna experiencia similar, pues ellos dicen que “esto no es de doctor”; y es en esa ceremonia donde ellos reciben el “cargo”. Esto quiere decir que a partir de ese momento tienen la facultad de atajar el granizo, alejar el mal tiempo de los campos de cultivo y la obligación de organizar la ceremonia el 3 de mayo, día de la Santa Cruz, y otra el 4 de noviembre que cierra el ciclo para dar gracias por los beneficios recibidos.
Otra particularidad de los graniceros es la de curar a otras personas con sus manos acompañado de sus rogativas al Todopoderoso; también hay casos en los que se les amplía la visión a través de los sueños y así pueden comunicarse con el espíritu de las montañas y los elementos sagrados.
...Del rayo...
El origen de los graniceros se remonta a la época prehispánica, cuando formaban parte de la jerarquía sacerdotal y se les conocía como nahualli o tlaciuhqui.
La ceremonia del 3 de mayo en la cueva de las Cruces es un ritual que marca el temporal para los pueblos cercanos a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, en la confluencia de Puebla, Morelos y Estado de México. El año pasado, con el permiso de los guardianes de esta tradición, pudimos trasladarnos a ver el ritual de la Santa Cruz en la cueva de las Cruces, que está situada al sureste del Estado de México, entre los municipios de Tepetlixpa y Nepantla.
La joven mañana en que se hace presente anualmente este grupo de peregrinos de la fe, iluminados por el rayo, unen su firme devoción, su tiempo y con el fuego de las primeras brasas que arden se eleva trenzado el copal y el aire; la luz de las primeras velas encendidas empieza a fundirse en esta boca de la tierra en donde la sencillez de las almas coronadas y la devoción de los participantes integran sus cánticos de alabanza al Creador y a los elementos del cosmos.
El trabajo se reparte entre los participantes que se integran realizando distintas labores: unos atienden el fogón, otros desenvuelven los objetos que se ofrendarán dentro de la ceremonia y otros más limpian el lugar.
El ritual empieza y nos acercamos al Mayor de esta tradición, don Alejo Ubaldo Villanueva, quien desempacaba un selecto grupo de angelitos de barro de hechura artesanal que al momento son redecorados con alegres y brillantes colores.
Don Alejo nos comentaba que estos ángeles permanecerán durante el temporal al pie de las cruces, ya que son como guardianes o soldaditos que cuidan en silencio el tiempo en que transcurre el temporal.
Mientras esto sucedía, otra parte del grupo se encargaba de tapizar con vivas flores lanzas coloridas que a lo largo de la ceremonia realzarán la entrada del adoratorio donde se encuentran expuestas antiguas cruces, que tienen en el lugar más de cien años representando el espíritu de finados hermanos temporaleños, quienes son recordados por nombre y apellido dentro de las evocaciones a lo largo de este trabajo de temporal que vincula la prosperidad y la fertilidad y que produce el agua sobre las semillas encomendadas a la tierra. Continúa mañana

No hay comentarios: