sábado, 13 de septiembre de 2014

Restauran monolitos en Museo de Antropología

Restauran monolitos en  Museo de Antropología

 

Previo a su 50 aniversario


Teotihuacan en línea. INAH. Íconos del México antiguo en el mundo como la Piedra del Sol, la diosa telúrica Coatlicue o el Señor de las Flores, Xochipilli; así como estelas y dinteles que llevan grabada la gloria de ciudades mayas, resplandecen ante la inminente conmemoración del 50 aniversario del Museo Nacional de Antropología, espacio que es un referente en la zona cultural del Bosque de Chapultepec.
Un equipo de profesionales, guiados por la restauradora Claudia Blas Rojas del Laboratorio de Conservación del museo, se dio a la tarea de retirar la grasa táctil acumulada en la superficie de estas piedras que fueron esculpidas hace siglos y que, en el caso de varias de ellas; engalanaron la vieja Galería de Monolitos inaugurada en 1887 por Porfirio Díaz, la primera galería arqueológica del país y probablemente de toda América Latina, según el historiador Jesús Galindo y Villa.

Sobre andamios y plataformas colocadas por personal del museo, y una vez cubiertas las bases museográficas con una tela protectora contra partículas contaminantes, futuros egresados de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO) trabajaron en el aspirado y remoción de grasa táctil en las esculturas que se encuentran fuera de vitrina.
Además de acendrar la Piedra del Sol, que mide 3.60 metros de diámetro y pesa 24 toneladas, se dio lustre a más de 160 monolitos de la Sala Mexica datados entre los años 1200 y 1521 de nuestra era.
Las labores de limpieza que se realizaron en los monolitos partieron de una metodología basada en el reconocimiento de los materiales constitutivos de las piezas escultóricas. “Los monolitos de la Sala Mexica son básicamente de origen volcánico, mientras que las estelas y dinteles que se encuentran en la Sala Maya fueron realizadas en piedras calizas. Estas rocas sedimentarias tienen muchas diferencias físicas con respecto a las volcánicas; empezando por el aspecto, se trata de piedras blancas, mientras en la Sala Mexica son en su mayoría grises, aunque también hay rosas y verdes”, detalla Claudia Blas Rojas, experta del Laboratorio de Conservación del Museo Nacional de Antropología.

Estas obras, realizadas en su mayoría entre 600 y 800 d.C., son testimonio del tiempo concebido por esta cultura, de rituales que incluían el autosacrificio para comunicarse con los dioses y la lucha permanente entre las más poderosas ciudades, caso de la Estela 18 de Yaxchilán, donde está referida la captura del señor de Lakanha (Palenque) por parte del señor de esta urbe.
Las mismas tareas de limpieza se realizan en las salas dedicadas a las culturas teotihuacana y de la Costa del Golfo, donde se han limpiado las esculturas de mayores dimensiones como la representación de la deidad del agua Chalchiuhtlicue y la cabeza olmeca. Con ello el Museo Nacional de Antropología, el que Jaime Torres Bodet señalara en su inauguración como espejo de la grandeza del pasado de México, está listo para celebrar su primer medio siglo

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