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Óptica Ciudadana Habemus Rector
Óptica Ciudadana
Habemus Rector
Teotihuacán en línea. Artículo de José Luís Hernández
Jiménez. Cuando caminaba, el pasado viernes 6 de noviembre, rumbo a la Facultad de Ingeniería de
la UNAM, para
realizar la presentación número 17 de mi libro, “Cuando correteábamos utopías”,
noté que abundaban en las paredes de los inmuebles de las escuelas , por donde
iba pasando, muchos carteles con letreros notorios: “¡No queremos a Bolívar
Zapata ni a Sergio Alcocer”.
Tales carteles llamaron mi atención pues los Doctores
citados, eran, se decía, entre otros ocho Doctores, los dos más fuertes competidores, a suceder en el
cargo de Rector de la “Máxima Casa de Estudios”, al saliente, otro Dr., José Narro Robles. Al terminar ese mismo día, la noticia estaba
en todos los medios de comunicación: el ganador ¡Oh sorpresa! fue ¡el Dr.
Enrique Luís Graue Wiechers!
Así que a partir del próximo 17 de noviembre, como tercer
médico consecutivo al frente de la
UNAM, el Dr. Enrique
Luís (mejor nos ahorramos los apellidos), tiene un reto enorme, lograr que tal
institución, sea en verdad la
Máxima Casa de Estudios” del país. Y no solo eso.
Y es que hace pocos años, una de las Universidades más
prestigiosas de China, ubicada en Shanghai, publicó un estudio dando rango a
500 universidades del mundo. Las primeras diez resultaron ser norteamericanas e
inglesas y la UNAM
aparece en el sitio…. ¡153! Dos años después,
el influyente diario inglés, The Times, reveló un rankin de las mejores
200 universidades del planeta, e incluyó a nuestra UNAM, ¡en el sitio 195! Por
supuesto que, con ambos resultados, las
autoridades de nuestra HH institución, junto con la prensa nacional, primero se
vanagloriaron, pues “¡estamos dentro de las primeras 200 del mundo!”, dijeron.
Luego se molestaron, y pusieron el grito
en el cielo, diciendo que en México la
UNAM es una institución de excelencia, que las comparaciones con universidades europeas
y gringas, no eran justas ni objetivas.
La reacción nacional ante dicho estudios comparativos,
contrastó, por ejemplo, con la de los franceses. Resulta que en el mismo
documento aparecieron 22 universidades galas, de las cuales, la mejor
posicionada, estaba en el lugar 65.
¡Todo un escándalo! ¿Cómo era posible que las universidades francesas, dijeron, estuvieran tan mal! Y
empezaron a tomar medidas concretas para salir avante. ¿En la UNAM se tomó alguna medida,
además de mandar a volar aquellos estudios?
Parece que ni siquiera en el gasto educativo se logró
mejorar. Por ejemplo, en general, los países europeos, desde hace décadas,
destinan el equivalente al 7 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) a
educación, incluso los países, ex socialistas, invierten mas del 5 por ciento.
México dedica apenas el 4 por ciento del PIB al rubro, educación. Y sospecho que, al igual que en el resto de
las instituciones públicas del país, un 80 por ciento de esos recursos se gasta
en gasto corriente y en jubilaciones y el resto, el 20 por ciento, en investigaciones y en mejores salarios para
los buenos profesores.
Quizá lo anterior explique por qué los profesores de la UNAM (y de nivel medio y
medio superior, o sea, secundarias y
CCH´s, Prepas y Bachilleres) atienden al mismo tiempo, a muchos grupos
de 50 alumnos o mas, cada uno. Algo antipedagógico, pues lo sano sería que los
grupos grandes fueran de, cuando mucho, 25 alumnos.
Claro que esa situación se refleja en la calidad del
profesorado. Se sabe que en México, solo
el 3 por ciento de los profesores universitarios, tiene doctorado. En Chile y en Argentina, dicho porcentaje
es del 12 por ciento; en Brasil es del 25 por ciento, en Inglaterra es del 40
por ciento, en EU del 60 por ciento y…uf. ¿Algún día los alcanzaremos?
¿En donde está la causa de dicha situación? Quizá habría que
hablar de causas, en plural. En el costo para los alumnos, no. Entrar y ser
parte de la principal Universidad del país, la UNAM, por ejemplo, siempre ha sido barato. Las autoridades dicen
que es barato estudiar en ella, porque esta subsidiada, que todos pueden
acceder a ella. Lo cual es relativo.
Porque a la hora de analizar de dónde provienen los
egresados, resulta que un 70 por ciento (más o menos) de dichos egresados,
provienen de los sectores de la sociedad
altos, económicamente hablando. De los ricos, pues. Y es que se da un
fenómeno curioso, pero significativo: Digamos que ingresan 100; 70 de ellos,
provienen de las clases populares y 30 de las clases altas. Conforme avanza el
tiempo de duración de la carrera (s), la pirámide porcentual se va invirtiendo,
pues la mayoría de los provenientes de los de abajo, van desertando, por
problemas económicos o porque desde la primaria arriban insuficientemente
preparados y peor alimentados. Así hasta que la mayoría de los egresados son de
los de arriba, los de la élite, que son los verdaderamente beneficiados con lo
barato que es estudiar en la
UNAM.
Entonces la
UNAM, juega un papel importante en la reproducción del
sistema… ¡injusto!, del país. Quizá la “Máxima Casa de Estudios”, debería
adoptar el sistema de la UAM,
otra de las universidades públicas prestigiadas, aunque no tan grande como
aquella (esta cuenta con 40 mil integrantes de su comunidad y aquella con cerca
de 400 mil). La UAM
cobra mucho más, pero da crédito, pues el alumno puede pagar cuando haya
terminado la carrera y esté laborando (bueno, así era cuando un servidor pasó
por ahí).
Otro problema, que al
menos debería ser revisado, es que la
mayoría (¿el 90 por ciento?) de quienes ingresan a estudiar alguna licenciatura
en la UNAM, no
son evaluados, pues provienen de escuelas de nivel medio superior, de la propia
UNAM. Entiendo que a cualquier alumno proveniente de los CCHs y de las
Preparatorias, gracias al llamado “pase automático”, le basta con obtener una
calificación promedio de 6, o su equivalente,
para tener asegurado un lugar en la UNAM.
Y ¿qué pasa con un estudiante con mayor promedio de
calificación, pero que haya estudiado en el Colegio de Bachilleres, o en un
CECYT (antes vocacionales) o en una preparatoria de provincia, o una
particular? Debe realizar un examen de admisión, pero sus posibilidades de ingresara la UNAM, son menores pues ésa
solo cuenta con un 10 por ciento de lugares, porque el 90 por ciento, está
ocupado de antemano. Con esta situación ¿no baja la calidad o excelencia de la enseñanza de la “Máxima Casa de
Estudios”? Tal vez, a lo mejor, quizá, puede ser…
En fin. Los números que deja el Dr. José Narro Robles, como
Rector saliente, si bien no son malos, debieran ser mejores. Durante su
periodo, ocho años, ingresaron 710 mil nuevos alumnos, pero solo se titularon
154 mil; se graduaron 32 dos mil especialistas, 22 mil Maestros, 5,700
Doctores. Bien. Pero habría que ver que muchos de ellos andan por ahí,
desempleados o subempleados, trabajando en lo que sea. Y al bachillerato de la UNAM ingresaron 210 mil alumnos.
También bien.
Así que el nuevo rector de la UNAM, don Enrique Luís
(quedamos que se oye mejor sin apellidos) tiene mucho trabajo por delante. Ya
que le tocó ser el tercero en discordia, y el tercer médico (Juan Ramón de la Fuente, José Narro,…) en
ocupar ese honroso cargo (¿los médicos se “apoderan” de la UNAM, los primeros 20 o 24
años del siglo XXI?) Y ya. Hasta aquí. He dicho. Punto com. No vayan a decir
que estoy criticando a la “Máxima Casa de Estudios” del país y…
Sería bueno, ahora que “Habemus Rector”, o sea, que al
frente está don Enrique Luís, se propusiera lograr hacer de la UNAM, una de las 10 primeras
universidades del mundo, aunque sea. ¿No creen estimados lectores?
Notitas: Una.- Que don Agustín Basave, flamante nuevo
Presidente del PRD, no debería andar diciendo que va a sacar a los dirigentes
corruptos y tramposos del Partido, porque se va a quedar solito. Dos.- Que no,
los legisladores no quieren ganarnos a los ciudadanos, pues no han quitado del
Presupuesto de Egresos de la
Federación, los privilegios económicos de que goza la clase
política. El plazo termina el 15 de noviembre.
Tres.- Que más que debate sobre la legalización de la mariguana, pues la
reciente resolución de la
Suprema Corte de Justicia al respecto, lo ha rebasado, lo que
urge, son la puesta en marcha de campañas informativas, a todos los niveles de
la sociedad, sobre sus efectos en los consumidores. Cuatro.- Que las próximas
presentaciones de mi libro, “Cuando correteábamos utopías”, las números 18 y
19, son el viernes 13 de noviembre, en la Casa de la Cultura “Jaime Torres Bodet”, de Nezahualcoyotl,
EdoMex, en avenida Chimalhuacán, cerca del Palacio Municipal, a las 16:30
horas; y el sábado 14 de noviembre, a las 10 de la mañana, en la sala “Cristina
Payán”, en el ex Convento de Culhuacán, en Iztapalapa, DF, cerca del Metro
Culhuacán, línea 12. Cinco.- Que por cierto, al terminar su intervención como
uno de los cuatro comentaristas de mi libro, el viernes pasado, don Gonzalo
López de Haro, alto funcionario de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, exclamó: “y si quieren
saber cuándo y por que se jodió el país, la izquierda y el PRD, lean “Cuando
correteábamos utopías”. Gracias. Seis.- Que sigo de terco, mis estimados,
hagamos ejercicio diario, y convenzamos a otros de esta noble practica
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