miércoles, 3 de febrero de 2016

Óptica Ciudadana LA CDMX (II)

Óptica Ciudadana

 

LA CDMX (II)


Teotihuacán en Línea. Artículo de José Luís Hernández Jiménez. Aunque el viernes pasado, 29 de enero, el C. Presidente de la República promulgó con bombos y platillos y con los aplausos desbordados de don Miguel Ángel Mancera y banda que les acompaña, la nueva reforma política para la capital del país, no creo que sea para tanto.  
Porque insisto: Una verdadera reforma política para los ciudadanos capitalinos, hubiera sido sencilla pero sustancial. Es decir, que el DF fuese considerado solamente, la superficie que ocupan los tres Poderes federales, o sea, Palacio Nacional, Los Pinos y edificios relacionados, mas los inmuebles que albergan las Cámaras de Senadores y de Diputados y los que tienen que ver con la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y el resto del territorio, transformado en un nuevo Estado de la Federación, el Estado de Anáhuac o el Estado del Valle de México, por ejemplo. 
De esa manera, se respetaría aquello de que la sede de los tres Poderes Federales (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) es un territorio denominado Distrito Federal; Y se reconocerían plenamente los derechos políticos de los capitalinos, pues habría Gobernador, Congreso Local y ayuntamientos como gobiernos de los municipios, electos todos, por el voto ciudadano.
Y de paso, proceder a dividir las Delegaciones mas grandes en población, como Iztapalapa, Gustavo A Madero y Álvaro Obregón, en dos o en tres. Así el nuevo Estado tendría, 21 municipios, por ejemplo.
Aclaro que no estoy descubriendo el hilo negro. La ruta marcada en las líneas anteriores, ha sido una exigencia de varias generaciones de luchadores sociales y políticos y, en general del pueblo chilango.
Pero la clase política, enclaustrada en la partidocracia, nos salió con su pasito tun tun (porque habrá demarcaciones territoriales con sus alcaldes y consejales, Jefe de Gobierno, y CDMX), cuando hay condiciones para dar el gran salto hacia adelante, en materia política para los capitalinos (es decir, para que haya municipios con sus respectivos ayuntamientos, gobernador y nuevo Estado, aparte del DF).
No se a qué le tuvieron miedo pero…

Al final solamente formalizan el cambio de nombre: Se llamaba Distrito Federal, hoy se llama (en realidad ya se le venía denominando así), Ciudad de México. En esencia, como repitió varias veces el propio Presidente Peña Nieto, “la CDMX seguirá siendo la capital del país”. Y como un Estado no puede ser la capital del país, la CDMX no es un Estado, no es el Estado 32 como muchos hubiéramos querido; sigue siendo el DF pero con nombre diferente.
Además, según la propia Constitución, en su artículo 115, “los Estados…en su división territorial y en su organización política y administrativa, adoptaran la forma de municipio libre, el cual será gobernado por un ayuntamiento…”. Por qué no se adoptó para la CDMX el Municipio libre y para sus gobierno el ayuntamiento? Pues porque la CDMX no es un estado, no es el estado 32.     
(Con ese mismo cambio de formas, y con algunas adecuaciones, el actual Estatuto de Gobierno, solo cambiará de nombre, pasará a ser la Constitución local. Habrá que comprobarlo en su momento).     
Y es que los ayuntamientos, que son el gobierno municipal, son equipos de trabajo, plurales, cuyos miembros provienen de varios partidos políticos e integrados por el propio presidente municipal, varios síndicos y varios regidores, y tienen algunas facultades legislativas, como acordar algunos nuevos impuestos y cobrarlos, para completar los gastos del municipio. Al parecer, los futuros alcaldes y consejales, de las nuevas “demarcaciones territoriales”, no tendrán tantas atribuciones.
Para colmo, de antemano se dice en el decreto que crea la CDMX que “el número de  consejales irá de 10 a 15”. ¿Por qué? Véase el caso de varios municipios/ayuntamientos, que tienen menos población que varias de las actuales delegaciones de la CDMX, y superan con creces esa cantidad de integrantes, pues tienen 17, 18 o más.
Realmente, la nueva situación jurídica de la capital del país, no mejora la que había en tiempos pasados.                 
Por ejemplo, cuando se discutió ampliamente y por primera ocasión, este asunto, en 1824, el DF era la superficie que abarcaba el zócalo “y un radio de dos leguas a la redonda”. Dos leguas son como  11 kilómetros. Es decir, algo así como 80 kilómetros cuadrados, que sería la superficie de las tres delegaciones más céntricas, y que en aquellos tiempos estaban despobladas, pues su cantidad de habitantes no llegaba a 30 mil personas. Para cuando inició el segundo período presidencial de Porfirio Díaz, ya se había decretado que la superficie del DF aumentara varias leguas mas, pues como el antecesor de don Porfirio, vivía en lo  que hoy es el centro de la Delegación Tlalpan, se amplió el DF a 1000 kilómetros cuadrados. Y ya lo habitaban más de 50 mil personas.
Hoy, la superficie de la capital de la República supera los 1500 kilómetros cuadrados y su cantidad de habitantes es de 8.8 millones de personas, la mayoría con calidad de ciudadanos.
No obstante, vale la pena precisar que aún en los tiempos de don Porfirio y hasta el asesinato de Álvaro Obregón, en 1928, en el DF se elegía gobernador y ayuntamientos, pues había municipios – Tlalpan, Tacuba, Tacubaya, Mixcoac, Iztapalapa, México,… -  en vez de delegaciones, pues en aquella clase política existía la preocupación de que los habitantes de las demarcaciones eligieran a sus gobernantes mas inmediatos. Esta es  otra de las cosas que fue cambiando.
Luego de 1928, el DF se convirtió en “Departamento”, en el cual sus gobernantes  eran designados por el Presidente en turno; eran Regentes, hasta 1996. A partir de 1997, en lugar de Regente designado existe un Jefe de Gobierno electo. Pero aún hoy, en 2016, se pueden hallar letreros de “DDF”, en vehículos, oficinas, inmuebles, uniformes de trabajadores, y, por supuesto, en gran parte del imaginario colectivo. Y en aquel período no hubo legisladores y en lugar de municipios con sus ayuntamientos, hubo delegaciones con sus respectivos delegados designados. Luego se empezaron a elegir jefes, el de gobierno y  los delegacionales. 
Dicho cambio ha sido a cuentagotas. Para los ciudadanos capitalinos, ha sido como obtener democracia regateada y en abonos. Y la clase política aún nos sale debiendo. Y ella solita se privilegia. Véase el caso de los 100 integrantes del Constituyente capitalino. Sesenta van a ser electos pero si algún ciudadano, de manera independiente, quiere participar como aspirante, de antemano debe mostrar que tiene el respaldo de 73 mil ciudadanos. Pero con solo la firma del Presidente o del Jefe de Gobierno, pueden aprobar cada uno a seis constituyentes. ¿Por qué esos privilegios?
Además de lo anterior, según entiendo, en la capital existe un Partido político, el PH,  con registro local pero que no puede participar en los comicios de junio próximo, pero en cambio, si pueden hacerlo los demás partidos, porque cuentan con registro nacional, aunque no tengan presencia significativa en la CDMX.                 
Así que los derechos políticos de los ciudadanos capitalinos, comparados con los derechos de mexicanos de otras entidades federativas, siguen cercenados.
Quizá por todo ello, cuando al Jefe del Gobierno del DF le preguntan qué ganan los capitalinos con los cambios aprobados, responde que “el fondo de capitalidad, que en 2015 fue de 4 mil millones de pesos, ya no será negociable”. O sea, ¿solo es un asunto de dinero?    
Por eso también estamos como estamos. La capital es un caos.
Este era uno de los señalamientos críticos que se le hacían recurrentemente al ex partido de Estado, porque se negaba a modificar dicho status de los capitalinos. Pero la dizque izquierda llegó al poder y teniendo todo para lograr la transformación requerida,… olvidó todo. Hasta recientemente en que lograrlo, depende de los favores que en ese sentido haga el PRI a don Mancera.
El DF, como asiento de los poderes federales, bien puede volver a tener una extensión territorial de un radio de dos leguas a partir del zócalo capitalino. O las tres Delegaciones más céntricas, pueden seguir siéndolo. O solamente la superficie que ocupen los inmuebles federales, pueden ser el DF. Y el resto del territorio de la hoy CDMX, sería convertido en un Estado más, como lo prevé la propia Constitución.
¿Hasta cuándo? 
Notitas: Una.- Que este 5 de febrero nuestra Constitución, la vigente, cumple ¡99 años! Y, gracias a los legisladores de los últimos 15 años, ella está bien gruesa, es decir, obesa, de tanto texto que le han aumentado. Lo peor es que, como a los venerables ancianos, muchos no la respetan. Como que ya hace falta otra, delgadita, respetable, como la original ¿no creen? Dos.- Que, coincidentemente, los días 4 y 5, de las 15 a las 19 horas, se lleva al cabo otro Taller de análisis de la Carta Magna. Es en el local del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, sito en Serapio Rendón 71, en la colonia San Rafael, en la CDMX. Y a este, o sea, a SSS, me toca participar como ponente el día 4. Así que si pueden, ahí nos vemos. Tres.- Que, por sus obras, da la impresión de que los partidos políticos registrados, son iguales, ya que sus alianzas son todos contra todos: PAN y PRD, contra los demás, en algunos sitios; PRD, PMC, PT, PVEM, contra los otros, en otros lugares; PRI, PVEM, PANAL, contra sus opositores, en otros comicios; PRI, PRD, PT, PVEM, PANAL, contra los demás, en otras elecciones. Ah, la partidocracia, con su misma y atrasada cultura política.  Cuatro.- Que ya mero viene el Papa Paco. A persignarse todos, parecen decir todos los medios de comunicación, trapeando así con el susodicho estado laico, eh. Cinco.- Que se agradecen las palabras de don Agustín Basave, Presidente Nacional del PRD (“este en un gran libro en toda la extensión de la palabra, al cual, voy a recomendar personalmente”), Lídice Rincón Gallardo, Heberto Castillo Juárez y el joven José Luis Gallegos, dichas en la presentación número 27 de mi libro, “Cuando correteábamos utopías“, el pasado miércoles 27 de enero. Para febrero 21 y 25, se realizarán Presentaciones del mismo texto, en la Feria Internacional del libro del Palacio de Minería y en la FCPyS, de la UNAM, respectivamente. Por si gustan acudir, ya pueden programar su asistencia. Seis.- Que, gracias el INEGI, ya se supo: El 60 por ciento de los adultos en México, es inactivo. Quizá por ello, en los primeros quince días del 2016, las instituciones de salud ya detectaron 7 mil 400 casos mas, de obesidad declarada. O sea, más enfermos. Por eso, estimados lectores, hay que hacer ejercicio diario, al menos una hora al día, ¿va?      

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