viernes, 2 de junio de 2017

No hay tumba de jerarcas en excavación en Teotihuacán: Se ahonda el misterio de esta civilización

No hay tumba de jerarcas en excavación en Teotihuacán: Se ahonda el misterio de esta civilización


Teotihuacán en Línea. Teotihuacán. Investigadores responsables de los vestigios arqueológicos en Teotihuacán, refirieron que los últimos hallazgos arqueológicos en la zona prehispánica de Teotihuacán aportan nueva información sobre la cultura de esta gran ciudad antigua mientras resguarda en el misterio sus orígenes y abandono.
El mercurio líquido descubierto en el túnel de Teotihuacán cuya exploración subterránea ocupa la atención de un equipo especializado desde hace varios años, hizo pensar a los arqueólogos que estaban muy cerca de la tumba de los primeros gobernantes de la enigmática ciudad pre-azteca.
Esta idea cobró fuerza en 2015 con el hallazgo de una monumental ofrenda en una de las cámaras del túnel en exploración, que forma parte de los setenta y cinco mil objetos recuperados en medio centenar de ofrendas durante las exploraciones subterráneas en el sitio.
El arqueólogo que dirige los trabajos, Sergio Gómez Chávez, director del proyecto Tlalocan, sugirió que hacia principios de nuestra era los dignatarios de la ciudad prehispánica eran investidos o podrían haber sido sepultados en la última cámara del túnel.
Los arqueólogos esperaban que el descubrimiento de una tumba real ayudara a saber si la ciudad fue gobernada por dinastías familiares como en la civilización maya o por líderes que compartían el poder. Pero hasta ahora no han encontrado la tumba.
“Hubiera sido un descubrimiento trascendente que nos ayudaría a comprender la estructura de poder de Teotihuacán y su sistema de gobierno, pero casi hemos terminado la excavación y no hay ninguna tumba”, declaró el arqueólogo Sergio Gómez.
La ausencia de la tumba podría significar que las cámaras descubiertas en las exploraciones no fueron utilizadas para el entierro de los dignatarios, o tal vez que la tumba fue eliminada en algún momento, declaró al diario el arqueólogo responsable.
“En la época prehispánica, a los grandes gobernantes se los incineraba”, es probable que hayan esparcido sus cenizas dentro del túnel y por eso no se conservaron, o bien  que fuesen depositadas en alguna urna, y la hayan retirado” del túnel, dijo en conjeturas.
Añadió que el túnel de ciento veinte metros de largo a catorce metros bajo tierra fue sellado con escombros, posiblemente por los propios teotihuacanos, alrededor del 250 d.C., con señales de reapertura hacia el 530 d.C.
“Tenemos evidencia de que algo muy grande y pesado fue arrastrado fuera del túnel en algún momento. Podría haber sido una tumba, pero no lo sabemos”.
Aunque la tumba real no ha sido encontrada, su búsqueda a lo largo del túnel, que es anterior al Templo de Quetzalcóatl y a la Ciudadela, ya ha dejado numerosos e importantes hallazgos arqueológicos.
Estos incluyen cuatro esculturas antropomorfas verdes, decenas de caracoles grandes del Golfo de México y el Mar Caribe, jade de Guatemala, pelotas de hule, esqueletos de escarabajos, huesos y restos de pelo de grandes felinos, discos de pirita, decenas de conchas trabajadas y miles de cuentas de diversos materiales.
Los numerosos objetos encontrados en el túnel bajo el templo de Quetzalcóatl, serían una monumental ofrenda acompañada de mercurio líquido. Otros hallazgos en el túnel han permitido obtener más de cuatro mil objetos de madera, alas de escarabajos, flores de calabaza, más de quince mil semillas de plantas y restos de piel.
Los hallazgos de la gran ofrenda incluyen restos de fauna, principalmente aves, quince mil semillas de tuna, jitomate, maíz, restos de flores de calabaza.
Las cuatro figuras halladas; tres femeninas y una masculina portando en la espalda bolsas con espejos de pirita más objetos de jade y obsidiana para la adivinación, que posiblemente fueron instrumentos de geomancia usados para elegir la ubicación de templos, podrían ser la representación en piedra de los fundadores de Teotihuacán, en tanto que el abundante mercurio sería la representación simbólica de los ríos y lagos del inframundo, dijo Gómez.

Teotihuacán tuvo su apogeo entre los años 100 y 700 de nuestra era, y fue el centro de un imperio, que durante mucho tiempo se confundió con el azteca

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