Parálisis facial, más común en jóvenes en los últimos años
Teotihuacán en Línea. Más de cuarenta músculos tiene el ser humano
en la cara y, todos ellos, son los responsables de las expresiones del rostro
que se realizan a lo largo del día. Para que esto suceda, es necesario el
trabajo del nervio facial, que lleva las órdenes neuronales para mover esa
musculatura. Pero si esa señal no llega, ocurre lo que se denomina parálisis
facial.
Se trata de una lesión del nervio facial que ocasiona la
pérdida total o parcial del movimiento muscular voluntario de la cara. La más
frecuente es la periférica idiopática o parálisis de Bell, y puede aparecer a
cualquier edad, siendo más frecuente en jóvenes, afectando por igual a hombres
y mujeres. Esta afección se manifiesta por la incapacidad de cerrar el ojo o
levantar la ceja, problemas al sonreír, dificultad para comer o beber o alteraciones
en el habla. Otros síntomas que pueden aparecer son dolores de oído o de
cabeza, babeo, sequedad en la boca, sensibilidad al sonido y una dificultad en
el parpadeo con la consecuente disminución del lagrimeo, lo que es probable que
derive en conjuntivitis o úlceras corneales.
Lo habitual es que la parálisis afecte a sólo uno de los dos
lados de la cara, y su origen es, en la mayoría de los casos, desconocido. El
más común parece ser el de una infección vírica, por ejemplo, el herpes simple
o el virus herpes zoster pero lo más común es el estrés.
El diagnóstico se basa, en primer lugar, en una revisión del
aspecto facial deformado y la incapacidad de mover los músculos del lado
afectado del rostro. Se pueden realizar determinadas pruebas, como un
electromiograma para comprobar la gravedad de la lesión, su pronóstico y la
velocidad de regeneración nerviosa, o un estudio radiológico con el TAC o la
resonancia magnética, para descartar la presencia de tumores o fracturas
craneales.
El tratamiento más común es el uso de corticosteroides, es
decir, que reducen la inflamación en torno al nervio facial y evitan su mal
funcionamiento, del mismo modo que también ayudan a disminuir la intensidad del
dolor en caso de que ocurra. No obstante su uso ha sido motivo de controversia
entre especialistas quirúrgicos y no quirúrgicos ya que entre el setenta y tres
por ciento y el ochenta y cuatro por ciento de los pacientes se recupera en
poco tiempo, con o sin terapia, por lo que muchos expertos recomiendan no
tratarse. Sin embargo, los corticosteroides administrados durante la primera
semana después del inicio de la parálisis, así como sesiones de fisioterapia,
parecen mejorar el curso de la enfermedad.
Por otro lado, es beneficioso que se proteja el ojo afectado
con el uso de gafas, lágrimas artificiales, parches o pomadas protectoras, con
el fin de que éste no se reseque y pueda sufrir daños conjuntivales o
corneales. Aquellas personas con parálisis que no han tenido una recuperación
espontánea a medio o largo plazo, y que tampoco han mejorado con técnicas de
rehabilitación facial, son candidatos a optar por un tratamiento quirúrgico.
Esta cirugía consiste en la reparación del nervio facial o su función mediante
reconstrucciones musculares.
En general, el pronóstico es bueno. Aproximadamente el 85%
de los pacientes comienza a demostrar algún grado de recuperación de la
movilidad en la cara a las tres semanas de producirse la parálisis, aunque
hasta el año no se restablecerá. No obstante, cuanto más tiempo se tarde en
recuperar la función facial, más probabilidad existe de que queden secuelas o
fallos en la regeneración nerviosa
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