martes, 22 de octubre de 2019

La leyenda de Don Gutiérrez

La leyenda de Don  Gutiérrez


Teotihuacán en Línea. Corría el año de 1866 en Teoloyucan y cuenta la leyenda de Don Gutiérrez, un hombre que había descubierto la manera de asaltar las diligencias llenas de oro que provenían de Querétaro, las cuales pasaban  por el antiguo camino real que  venía desde la antigua hacienda de Xalpa Huehuetoca y se desviaban  hasta la hacienda de 4 milpas ahora Fes C- 4 Cuautitlán. Hoy conocido como Carreteras las Animas Teoloyucan- Coyotepec.
En la esquina de hacienda de Xochitla antes conocida como la  “hacienda del ahorcado”, estaba un viejo puente de piedra llamado “Puente Grande”, que enlazaba la carretera Teoloyucan Cuautitlán. Ahí, Gutiérrez escondió mucho oro, pero se aseguraba que nadie supiera el lugar del su escondite haciendo que sus cómplices cavaran y cuando terminaban de depositar el tesoro los mataba y ellos eran enterrados junto con el botín. 
Así pasaron los años asaltando y matando a todo los que pasaban por el “Camino Real”.
Empero, aunque había diligencias sin nada de valor los asaltaba y mataba a caravanas de más de veinte personas sin ninguna consideración, convirtiéndose así en el lugar de las “Animas”.
La cabeza de Gutiérrez ya tenía precio por varios hacendados pero nadie lo podía encontrar.
Aseguraban que Gutiérrez hizo pacto con un charro negro que lo visitaba en las madrugadas en unas de sus muchas haciendas, pues ya para entonces  era poseedor de varios ranchos como el “Rancho San Ramón,” en Visitación, “La ponderosa” en la carretera Zumpango –Teoloyucan, “Rancho el Tejocote”, en las orillas de San Mateo, “Rancho las brujas” en Teoloyucan etc. A si como varias casonas y propiedades.
Las personas que trabajaban en los ranchos le temían, pues siempre estaba de mal humor y era mal encarado. Quien no obedecía correctamente, era golpeado con el fuete o chicote de los caballos, terminando en muertes bañados en sangre.
Empero, en una emboscada a uno de sus ranchos, cayó abatido en un ajuste de cuentas, así termino Don Gutiérrez  como le llamaban, llevándose el secreto de sus tesoros a la tumba.
En la iglesia de San Antonio de Padua en Teoloyucan se llevó el cortejo fúnebre. cuando estaban en plena misa de cuerpo presente se escucharon los cascos de varios caballos y las personas ahí presentes voltearon asombrados, eran más de diez jinetes que entraron hasta el recinto de la iglesia  suspendidos en el aire y no se les veía el rostro a los jinetes, pero tampoco pisaban el suelo, al tiempo que se  levantó una tremenda polvareda oscureciendo todo, se escuchaban  aullar de perros que se metían hasta por debajo de las bancas. Pasaron unos instantes y todos cayeron de rodillas por tan tremendo susto a plena luz del día, Los jinetes entraron hasta el altar y salieron rápidamente, pero los asistentes a dicha ceremonia a pesar del susto  decidieron continuar con la misa y el sacerdote puso orden y tranquilizo a los presentes.
Sin embargo, al terminar la misa se dieron cuenta que el féretro ya no pesaba nada y decidieron abrir para cerciorarse, la gran sorpresa era que el charro negro se había llevado en cuerpo y alma al perverso don Gutiérrez. Cuando después de mucho asombro y parloteo el cura del pueblo dio la orden de que a si se llevara el féretro vacío a sepultar y no se comentara más del asunto, Hoy en día en la tumba se encuentra un enorme cristo crucificado que descansa bajo dos enormes columnas de cantera negra. Si visitas el panteón municipal de Teoloyucan es fácil hallar la tumba por la majestuosidad y el tamaño del cristo
Sin embargo, en los años ochentas, durante los trabajos de la ampliación de la carretera fue encontrado, uno de los muchos  tesoros de Don Gutiérrez en el antiguo puente de piedra que está en la esquina del hoy parque Xochitla conocido como “Puente grande”. A ese día los trabajadores le llamaron “La lluvia de oro”, ya que la excavadora que trabajaba en el lugar al momento que sacó un tajo de tierra y elevó su enorme brazo dejo caer una lluvia interminable de centenarios que a plena luz del día parecía una hermosa lluvia de oro, de inmediato cedió parte a las autoridades del gobierno de  Tepotzotlán quien tomo posesión y resguardo de más de cien barriles que contenían  entre joyas, monedas y lingotes de oro. Así,  se desplegaron soldados del Ejército Nacional, cerrando  todas las vías alternas y durante varios días estuvieron ahí presentes. Así quedo endosada la deuda de impuestos del municipio de Tepotzotlán

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