lunes, 4 de febrero de 2013

El Jaguar en Teotihuacan

El Jaguar en Teotihuacan


Teotihuacan en línea. María Elena Ruiz Gallut. Sol del inframundo, corazón del monte y día del calendario, el jaguar hace sentir su presencia en Teotihuacan: toma lugar en las procesiones, aparece ocupando el lugar de la cabeza en imágenes de personajes, se convierte en metáfora para ser signo y, finalmente, se humaniza.
En el arte teotihuacano los jaguares con frecuencia adquieren rasgos que los acercan a lo humano. Ya sea que se trate de felinos humanizados o de hombres disfrazados de jaguar, su presencia transmite un mensaje esencial. La legitimidad del gobierno se apoya en un discurso mítico en el que el gran felino ocupa un lugar central.
Hombre-jaguar.
Teotihuacan es la “ciudad de los dioses”, la de la geometría cósmica, donde el paisaje del pequeño valle envuelve los volúmenes masivos de sus dos grandes pirámides para conferirles la sacralidad de un entorno natural, hoy incomprendido y poco valorado. Es la que, a partir de sus calzadas que la seccionan en cuatro, se desdobla y multiplica en cientos de calles, plazas y patios, la que guarda para sí los nombres de sus gobernantes y nos muestra sólo un rostro fragmentado de su esplendor. En ella, una presencia participa en los discursos de la piedra labrada, en los muros pintados y los tiestos de cerámica anaranjada, en los entierros de dignatarios y personajes de alto rango: el jaguar.
Concebido por otras culturas mesoamericanas como corazón del monte y día del calendario, Sol del ocaso que se encamina al mundo de los muertos y noche vasta que, como su piel, se tachona de manchas para ser inconfundible, el jaguar cobra vida en Teotihuacan y se atreve en las paredes de recintos, se detiene en los umbrales, se corona con diademas y penachos de plumas preciosas, transforma su naturaleza animal para convertirse en hombre.
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María Elena Ruiz Gallut. Doctora en historia del arte; especialista en pintura mural teotihuacana. Investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM
Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces
LA CIUDAD Y EL FELINO

1 comentario:

Anónimo dijo...

The jaguar is an amazing animal, full of mysteries, I would see one