Nereo Delgadillo, tlachiquero teotihuacanoTeotihuacan en Línea. Ricardo Melgar. Teotihuacan. Sus manos están curtidas por el mismo sol que alguna vez alumbrara a los ancestros que construyeron las pirámides. Sus ojos, han observado la transformación del imperio mediante los caminos de las respuestas sociales. Sus labios, han paladeado por décadas, aquél aguamiel que, una vez consumado, se convierte en la bebida de los dioses que obligan realeza entre los otros imperios.
Es Nereo Delgadillo, hombre teotihuacano, vecino de San Agustín y cumple 86 años.
Sus pasos no ha cesado en más de setenta años de recorrer las sepas que llevan al maguey; de cuidar la xoma que mantiene el pulque fresco. Su voz es eco que se pierde en los rincones de Teotihuacan. Nereo cumple años; otra década quizá, pero la fortaleza de la sapiencia vertida en el líquido blanco de la jícara, nos mueve a la reflexión obligada del rescate de los valores teotihuacanos, del retorno de los dioses por la justicia y el bienestar…del reclamo de la dignidad de esos pueblos perdidos, otroras guerreros y hoy rehenes.
Muchos años quedan a mi amigo Nereo Delgadillo, y ello se celebra; porque el testimonio de la transformación no morirá con él.
Sus pasos no ha cesado en más de setenta años de recorrer las sepas que llevan al maguey; de cuidar la xoma que mantiene el pulque fresco. Su voz es eco que se pierde en los rincones de Teotihuacan. Nereo cumple años; otra década quizá, pero la fortaleza de la sapiencia vertida en el líquido blanco de la jícara, nos mueve a la reflexión obligada del rescate de los valores teotihuacanos, del retorno de los dioses por la justicia y el bienestar…del reclamo de la dignidad de esos pueblos perdidos, otroras guerreros y hoy rehenes.
Muchos años quedan a mi amigo Nereo Delgadillo, y ello se celebra; porque el testimonio de la transformación no morirá con él.
El reclamo del imperio jamás se derramará desde aquel maguey en expansión.
Felicidades, Nereo, por aquellas xomas alegres
Felicidades, Nereo, por aquellas xomas alegres
