Colesterol: Enemigo del
organismo y cómo evitarlo
Edomex en Línea/Teotihuacán en Línea. Cuando se trata de
mantener a raya el colesterol “malo” (LDL), parece que todos tenemos la teoría
muy bien aprendida, pero fallamos en la práctica. Esto es al menos lo que se
desprende de los resultados del estudio del colesterol elaborado por ProActiv,
del grupo Upfield.
Según refleja esta investigación, la población tiene claro
que llevar un estilo de vida y una alimentación saludables es la estrategia más
efectiva para mantener el colesterol en unos niveles adecuados.
Asimismo, el 90% es consciente de que hay que vigilar los
niveles de colesterol a cualquier edad, y es consciente de que se trata de un
problema que no atañe solo de adultos sino que también puede afectar a los
jóvenes.
Imprecisiones, creencias
erróneas y medias verdades
Sin embargo, y a pesar de estas lecciones bien aprendidas
respecto al nexo entre colesterol y hábitos saludables, cuando se pregunta
sobre acciones concretas para prevenir la hipercolesterolemia (tipo de dieta,
inclusión de alimentos funcionales, práctica de ejercicio), sólo el 60% las
lleva a la práctica, porcentaje que aumenta paralelamente a la edad (un 70%
entre la población de 65 años o más).
¿Cuál es la razón de esta paradoja? Ana Cantos, experta en
nutrición clínica y coaching nutricional, apunta a que hay una cierta confusión
y poca claridad respecto a las pautas concretas a seguir: “El problema es que
la mayoría de las veces no se concretan o se dan por sabidos muchos aspectos, por
ejemplo, qué es exactamente una alimentación equilibrada. Ésta no consiste en
eliminar ciertos alimentos y tampoco es cuestión de cambiar los alimentos
tradicionales por productos light. Comer de forma equilibrada va mucho más
allá, pero a la vez es mucho más sencillo. Es decir, no tenemos por qué
renunciar a una dieta sabrosa, saciante y, en definitiva, apetecible. Romper
estos mitos es quizás una de las claves para lograr un control óptimo del
colesterol, y para ello tenemos que tratar de lanzar mensajes más claros y más
directos a la población”.
No dejarse llevar por los engaños
Los cardiólogos Cantos y Leopoldo Pérez de Isla, indican que
“El error más extendido entre la población en este sentido es pensar que una
alimentación sana y que reduce los niveles de colesterol elevados consiste solo
en comer verduras y pescado o pollo a la plancha”. El especialista incide en la
necesidad de controlar el colesterol adecuadamente y de forma individualizada,
principalmente a través de la alimentación: “Debemos recomendar una dieta
variada y equilibrada a toda la población, haciendo especial hincapié en los
niños”.
Señas de identidad de la dieta
anti-colesterol
Para definir cuál es la dieta equilibrada “tipo” enfocada a
prevenir la hipercolesterolemia, G. Cantos asevera “Es aquella que contiene
todos los nutrientes que necesitamos en la cantidad adecuada. Está llena de
frutas y verduras como pilar fundamental. Los cereales que incluye son granos
enteros, es decir, integrales. Contempla varias raciones de legumbres a la
semana y en ella predomina el consumo de pescado, sobre todo azul, frente a la
carne. Los huevos y los lácteos son de calidad, y evita la ingesta de productos
procesados, pero no de grasa”.
Procesados: enemigos a evitar
“No me gusta hablar de enemigos de manera única o de
restricciones estrictas, porque este enfoque, en ocasiones, favorece que los
pacientes deseen con más intensidad aquello que está prohibido; pero si tuviera
que nombrar a un gran enemigo de los niveles de colesterol adecuados, serían los
productos procesados, que están cargados de calorías vacías procedentes de
ingredientes de dudosa calidad nutricional, llenos de aditivos que buscan una
mejora de la apariencia del producto final, y que los convierte en alimentos
llenos de todo… y nada bueno”, apunta.
Omega 3: imprescindibles y
avalados por la ciencia
Respecto a los nutrientes de los que se dispone de mayor
evidencia científica en cuanto a su rol beneficioso sobre el colesterol, Pérez
de la Isla lo tiene muy claro: los ácidos grasos omega 3, “Muy presentes en el
pescado azul, el salmón y la trucha: los alimentos ricos en fibra; el aceite de
oliva; y las nueces, las almendras y las avellanas, ricas en esteroles
vegetales. También se encuentran esteroles vegetales en frutas, verduras y
hortalizas; en los aceites vegetales y en los cereales, así como en los
alimentos enriquecidos con este tipo de esteroles”.
Huevos
Tradicionalmente, los huevos se han considerado el principal
alimento a evitar en la dieta anti-colesterol, una fama inmerecida. “Los
niveles de colesterol están determinados fundamentalmente por nuestros genes.
Siempre es necesario seguir una dieta cardiosaludable, y en ella se incluye el
consumo moderado de huevos. Se recomienda consumir hasta siete huevos a la
semana en el caso de la población general, y entre tres y cuatro semanales en
personas con el colesterol alto. Si se trata solo de la clara, el consumo puede
ser superior”.
Grasas: las “buenas”
“Es un error pensar que el consumo de grasas aumenta los
niveles de colesterol”, señala Cantos. “Eso sí, hay que diferenciar el tipo de
grasas que se consume, y en este caso se debe optar por las “buenas”, esto es,
las procedentes del pescado azul, de las semillas, de los frutos secos, del
aguacate o del aceite de oliva, que son imprescindibles en una dieta
equilibrada”, añade.
Ahondando en este tema, la experta en nutrición explica que
las “grasas buenas” son aquellas que ejercen un papel beneficioso para el
funcionamiento del organismo. “Entre ellas se encuentran las grasas poliinsaturadas
(omega 3 y omega 6), muy necesarias ya que el organismo no las puede
sintetizar. El omega 3, por ejemplo, ejerce una acción antiinflamatoria y
anticoagulante; disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos y reduce la
presión sanguínea”.
Estrés, ejercicio y otros
factores “extra alimenticios” que también cuentan
La práctica habitual de actividad física tiene efectos muy
positivos en el colesterol sanguíneo. Asimismo, el factor emocional (estrés,
ansiedad, periodos de tensión) puede influir en los niveles de colesterol. “Un
estrés importante puede afectar levemente a los niveles de colesterol, pero
estos vuelven a su situación de partida al poco tiempo de desaparecer esta
situación estresante”.
Además, el especialista hace hincapié en la necesidad de
controlar regularmente las cifras de colesterol, y recuerda que “existe una
falta de concienciación demasiado generalizada acerca de este importante
problema, y no hay que olvidar que las enfermedades cardiovasculares son la
primera causa de muerte, y que la hipercolesterolemia es un factor de riesgo muy
importante en su desarrollo”