¿Estamos protegidos con la vacuna
si muta el Covid?
Teotihuacán en Línea.-Edomex en Línea. La reciente detección
de mutaciones en el coronavirus SARS-CoV-2 causante de la actual pandemia
covid-19 está generando cierta incertidumbre respecto a la efectividad de las
vacunas usadas en la actual campaña de vacunación. ¿Seguirán siendo efectivas?
Antes de responder precisamos reflexionar sobre una serie de cuestiones.
Cómo detectar una mutación
Las mutaciones son cambios en la secuencia del material
genético respecto a la secuencia original (Wild-type, salvaje). En este caso
sería la secuencia hallada en los primeros aislados del virus procedentes de
humanos infectados inicialmente en Wuhan (China), que fue publicada para toda
la comunidad científica.
Las mutaciones se detectan mediante secuenciación. Esta
técnica permite leer el material genético como en un código de los que aparecen
en las series televisivas (ACUGGCCCUUACG…). Así hasta completar las
aproximadamente 30 000 letras (nucleótidos), ya que los coronavirus poseen un
único fragmento de ARN (ácido ribonucleico) de entre 26 a 32 Kb.
Por lo tanto, para detectar las mutaciones se ha de leer la
secuencia completa y compararla con la del virus de origen. Esto implica que ha
de existir una constante monitorización de la secuencia del virus por parte de
laboratorios especializados.
No todas las mutaciones son iguales
Los virus ARN experimentan mutaciones como consecuencia de
fallos que ocurren cuando se replican y copian su propio material genético. Son
errores relativamente frecuentes. Por lo tanto, podemos preveer que aparecerán
muchas otras mutaciones.
Sin embargo, gracias a estudios previos, por ejemplo en el
virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), se sabe que la mayoría de las
mutaciones en los virus son negativas. Es lo que se conoce como disminución del
fitness del virus (capacidad de llevar a cabo todos sus procesos para completar
un ciclo infectivo).
Es decir, la mayoría de las mutaciones no producen cambios
significativos o son perjudiciales para el virus. Sin embargo, un porcentaje
muy pequeño puede producir una mejora del fitness viral, haciéndolo más eficaz
en algún aspecto esencial. Por ejemplo, la capacidad infectiva (mayor
transmisión) o capacidad patogénica (mayor virulencia).
Por otro lado, hay que considerar que una sola mutación, a
no ser que produzca un cambio drástico en el comportamiento del virus (posible
pero muy poco probable), no se considera que origine una nueva variante o cepa,
sino que son varias las mutaciones necesarias. Por eso hemos tardado en oír la
existencia de nuevas variantes, como las detectadas en Reino Unido o en África.
¿Cómo funcionan las vacunas
actuales?
Tanto la vacuna de Pfizer como la de Moderna son vacunas
génicas que están basadas en ARN mensajero (ARNm). Este contiene la información
necesaria para producir parte de la proteína espícula del coronavirus
SARS-CoV-2.
La proteína espícula es la que une al receptor en nuestras
células (fundamentalmente ACE2, de angiotensin-converting enzyme 2) permitiendo
la entrada del virus y, por lo tanto, la infección.
Esta vacuna utiliza un recubrimiento con lípidos para que el
ARNm entre en las células del sistema inmunitario, llamadas “células
presentadoras de antígeno”, fundamentalmente las células dendríticas.
El ARNm producido sintéticamente se parece a nuestro RNA.
Esto hace que no active demasiado la maquinaria de nuestro sistema inmunitario
innato, pues si no fuese así, lo degradaría al detectar que es un ARN viral. De
esta forma, se consigue que el ARNm pase inadvertido y acabe produciendo la
proteína espícula en el interior de las células.
Dicha proteína será fragmentada en trozos más pequeños
(péptidos) que se unen a las moléculas de histocompatibilidad de clase I y
clase II. Estas las enseñan en la superficie de las células dendríticas
(presentación) a dos tipos de linfocitos, los denominados linfocitos T CD8+ y
linfocitos T CD4+, respectivamente.
En este momento, se activa la respuesta inmunitaria
adaptativa y se producirán linfocitos citotóxicos y las tan deseadas células
productoras de anticuerpos (células plasmáticas diferenciadas de los linfocitos
B activados específicamente), entre otros actores.
Los anticuerpos pueden bloquear la entrada del virus a las
células y actúan como etiquetas que ayudan a otros componentes y células del
sistema inmunitario a eliminar el virus (neutralización).
Los linfocitos citotóxicos son capaces de eliminar a las
células infectadas por el virus, evitando que se produzca nueva progenie, pero
a costa de producir cierto daño a nuestras propias células.
¿Estaré protegido ante nuevas mutaciones?
Como se ha mencionado, la vacuna ARNm de la proteína
espícula hace que el sistema inmunológico detecte distintas fragmentos de la
misma (péptidos). Por tanto, si se produce una mutación, lo más probable es que
afecte a uno de los fragmentos de dicha proteína y no a todos.
Es decir, la mayoría de la respuesta inmunológica específica
no se vería afectada. Si bien es cierto que existen péptidos inmunodominantes
que generan respuestas inmunológicas más potentes, y es posible que si la
mutación afecta a un péptido inmunodominante tenga mayor repercusión.
Seamos optimistas y pensemos que en un corto plazo de tiempo
es poco probable que aparezca una variante del virus frente a la cual no
estemos protegidos con las vacunas actuales. Si esto ocurriese, gracias al
proceso relativamente sencillo de producción de las vacunas basadas en ARN, se
podría rápida y eficazmente pasar a producir ARNm tal cual aparezca en la nueva
variante (mutado). Esto implicaría una nueva campaña de vacunación